7 ene 2015

Davis: un buscador de tesoros disfrazado de "egiptólogo"







El 6 de enero de 1907, Edward R. Ayrton y su patrocinador Theodore M. Davis, descubrieron en el Valle de los Reyes una tumba de la dinastía XVIII, fue numerada como KV55.






Se encuentra junto a la tumba de Ramsés XI y por encima de la de Ramsés II. Mide 27,61m así que es de las tumbas más pequeñas de Valle. El esquema del interior de la tumba es el siguiente: una entrada conduce a unas escaleras, después un pasillo inclinado, al final de este la cámara mortuoria y en lateral se abre una pequeña cámara. La tumba no tiene decoración, solo unas marcas parecen indicar que estaba panificada una cámara más que nunca llegó a realizarse.






La tumba es un gran interrogante aún hoy en día, en gran parte debido a los trabajos inadecuados y chapuceros de sus descubridores.

T.M.Davis era un acaudalado abogado norteamericano que consiguió la concesión para excavar en el Valle en 1902. Junto con J. Quibell, al que sucedió en el cargo Weigall, como inspector del Servicio de Antigüedades, realizó un primer descubrimiento, la KV46, que era la tumba de Tuya y Yuya, se trataba de a tumba más intacta de Valle hasta el momento.

Davis en esta ocasión casi destruye la tumba, cuando al inclinarse para leer el nombre de los propietarios de la tumba ocurrió lo siguiente:

"El señor Maspero [anciano ya y que acompañó a los descubridores en la apertura de la cámara sepulcral] gritó: <<¡Tenga cuidado!>>, y me apartó las manos [escribe el mismo Davis]. Al momento nos dimos cuenta de que si mi vela hubiese tocado el bitumen, cosa que estuvo peligrosamente a punto de pasar, el ataúd habría ardido en llamas. Como todo el contenido de la tumba era inflamable, y justo enfrente de ataúd se encontraba un corredor que llevaba al aire libre y se producía una corriente de aire, sin duda habríamos perdido la vida, ya que la única vía de escape era por el corredor, y habríamos tenido que trepar por encima del muro de piedra que tapaba la puerta."




A finales de 1905 Davis comenzaría a trabajar con Ayrton, sucesor de Weigall como inspector, un joven de 22 años que, aunque arqueólogo, no tenía poder sobre las exigencias de Davis que buscaba resultados rápidos, sin interesarle la precisión, la conservación o el registro científico. Juntos descubrieron y desmantelaron la KV55. 

Davis quiso despejar la tumba rápidamente, su objetivo era encontrar una tumba intacta, estos descubrimientos solo eran piedras en su camino. Con las prisas por vaciar la tumba, para continuar su búsqueda, destruyó la mayoría de datos científicos que hubiesen ayudado a conocer mejor este descubrimiento: sin catalogar ni inventariar, el control sobre las piezas fue mínimo y muchas de ellas desaparecieron, fueron vendidas en el mercado de antigüedades o regaladas por el propio Davis, las piezas se dividieron y dispersaron por el mundo, perdiéndose toda la información que nos pudiesen aportar.





Ayrton murió prematuramente, en un accidente de caza, sin llegar a publicar la excavación, sus datos como arqueólogo con experiencia hubiesen sido inestimables. En cambio, Davis realizó una publicación pero hoy en día se duda de sus datos, llenos de lagunas, inexactitudes y errores.




Sir Alain Gardiner escribiría al respecto:

"La historia de la excavación en Egipto presenta, junto a muchos trabajos espléndidos, una serie de desastres casi continuos. El mayor desastre de todos es cuando los resultados han quedado sin publicar. Pero es también un desastre cuando la publicación es incompleta o errónea. Esto fue, desgraciadamente, lo que ocurrió con el volumen de T.H. Davis titulado La umba de la reina Tiya, Londres, 1910. "




Fuentes:







http://ib205.tripod.com
Reeves, N. y Wilkinson, R. H., Todo sobre el valle de los Reyes. Destino. 1998
http://es.wikipedia.org/wiki/KV55
Tyldesley, J., La maldición de Tutankamón. La historia de un rey egipcio, Ariel, 2012






 

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